El gótico abre un capítulo nuevo en la historia del arte: el comienzo de la producción artística profana. Hasta este momento, que podemos datar entre mediados del siglo XII y finales del siglo XV según los países, la ideología del hombre medieval se centraba en el más allá. En cambio, el artista gótico se inspira en la vida misma y encuentra una nueva verdad. El descubrimiento de un nuevo mundo de los sentidos da lugar a una concepción de la realidad más placentera y marcadamente afectiva.
El término gótico fue utilizado por primera vez en el siglo XVI por el italiano Giorgio Vasari, y con él quería definir el oscuro arte de la Edad Media de manera peyorativa, como propio de bárbaros, frente al glorioso pasado de la Antigüedad Clásica griega y romana, al tiempo que definía lo clásico, es decir, digno de imitación, mientras que lo gótico era rechazado.
El nuevo estilo, que no tarda en extenderse por toda Europa, se caracteriza por la delicada captación de los detalles, el animado trazo de la línea, la luminosidad del color y el refinamiento técnico. Coincide con el máximo desarrollo de la cultura urbana, donde aparece la burguesía, las universidades y el florecimiento de las órdenes religiosas, como la del Císter, de tipo monástico, que al igual que la de Cluny con el arte románico, contribuyó importantemente a la difusión del arte gótico a través de Europa. Pero si en el arte románico los monjes perfeccionaron el arte del simbolismo elaborado dirigido a una comunidad culta, las artes del gótico se orientaron hacia los humildes del mundo y los legos analfabetos de las comunidades extraconventuales.
El arte gótico se divide en tres períodos:
· Temprano o Robusto (siglos XII y XIII): caracterizado por la experimentación de los escultores con la columna estatuaria. Aumentó también la inventiva de quienes proyectaban los programas iconográficos, que a veces relacionaban entre sí los grupos de tres portadas esculpidas mediante las materias temáticas. Los pintores adoptaron también un simbolismo complejo, como los paralelismos tipológicos entre los temas del Antiguo y Nuevo Testamento.
· Apogeo o Pleno (siglo XIV): la escultura alcanzó un momento de equilibrio al combinar la idealización y el detalle observado del natural. Es el siglo de la vidriería y de la brillante iluminación de manuscritos. Los ventanales y sus complejos programas iconográficos contribuyen a la riqueza de simbolismo de la catedral. La iluminación del manuscrito, arte nacido de la creciente demanda de libros, presenta una gran suntuosidad, con abundante pan de oro y ricos colores. La delicadeza del trazo y las agraciadas figuras, convierten este periodo en un momento culminante en la producción de libros bellos.
· Flamígero o Florido (siglo XV y XVI): en este periodo las grandes obras escultóricas no suelen integrarse en la arquitectura. Muchas de ellas son figuras exentas que presentan la curvatura exagerada y graciosa tan característica del gótico. Los rostros se han vuelto más femeninos, y los artistas combinan la elegancia de línea con la observación detallada del natural. En la pintura se observan los mismos rasgos estilísticos. Los iluminadores de manuscritos representan con mayor destreza la ilusión del espacio tridimensional, y recalcan mejor las siluetas estilizadas y sueltas, que resultan muy decorativas e incluso sensuales.
En todos los campos, el arte del gótico florido manifestó un gran interés por la iniciativa individual, en oposición a la colectiva. Y hubo tendencia a considerar cada vez más la vida laica como un material adecuado para el arte.
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