El Románico es el período que comprende toda la producción artística de Europa Occidental durante los siglos XI y XII. La definición del término románico empezó a utilizarse a partir de 1830, cuando el historiador francés Arcisse de Caumont, empleó el concepto roman para definir la arquitectura de la Edad Media. Resume los diferentes planteamientos de la temprana Edad Media y como dijo el historiador francés Henri Focillon, con el Románico, Occidente se define a sí mismo por primera vez.
Sin embargo, los límites temporales del románico varían de un país a otro. El hecho de fijar sus comienzos alrededor del año 1000, entra en conflicto con los países germánicos, donde imperaba el arte otoniano. En general, coincide en el tiempo con el inicio del feudalismo y con la reforma unificadora de la Iglesia de Gregorio VII. Es una etapa de eclosión de los monasterios, con un gran crecimiento económico y demográfico y un fuerte desarrollo de las ciudades. Esto provocó un gran auge del comercio con la consiguiente fragmentación del poder económico. También es época de Cruzadas y del final de las grandes invasiones..
En la época románica, la sociedad europea estaba marcada por una notable movilidad, que se articuló por ejemplo en el hecho de que nunca más volverían a encontrarse tantas masas de peregrinos por los caminos como en el siglo XII. Multitudes incontables peregrinaban a Roma, a las tumbas de los apóstoles y de los mártires. De camino visitaban Lucca, con el Volto Santo, la cruz milagrosa con el Cristo vestido.
Más importante aún fue la peregrinación a la tumba del apóstol Santiago en Santiago de Compostela. Por caminos establecidos, los peregrinos se dirigían hacia ese objetivo del noroeste de España. La peregrinación no solo amplió el horizonte y la flexibilidad intelectual de las personas, sino que también difundió muy rápidamente las tendencias artísticas por toda Europa. Monasterios e iglesias con una estrecha relación técnica y artística, se alzaron a lo largo de las rutas hacia Santiago. Esculturas y pinturas estilísticamente relacionadas se hallan tanto en Toulouse como en Santiago, por poner un ejemplo. Los artistas llevaron a su patria reminiscencias de iglesias y obras de arte procedentes de países extraños y trasladaron el idioma de su estilo a sus propios trabajos.
Por otra parte y en lo espiritual, el misticismo llegó a convertirse en un símbolo de terror, y la llegada del año 1000 fue esperada, como el advenimiento del fin del mundo. De ahí que el libro bíblico más admirado y a la vez más combatido fuera el Apocalipsis de San Juan. Cuando la crisis de la fecha hubo pasado, la fe se reafirmó y por medio de la plástica se buscó dar forma a lo que el evangelista había interpretado.
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