La
capitalización de las actividades agrícolas es un proceso que se inició a
mediados del siglo XVII y que se reforzó considerablemente durante el siglo XX.
Durante este proceso se consolida la función del espacio rural como productor
agrario y de la ciudad como centro industrial y comercial, receptor de los
productos del campo.
Este proceso
conlleva la aplicación de nuevas técnicas de explotación, que a su vez exigen
un mayor capital para la adquisición de maquinaria. Por otra parte, representa
la transformación de la agricultura basada en el modelo feudal, en el que
coexistían grandes propiedades agrarias de tipo extensivo (con una producción
muy por debajo de su potencial) en manos de la nobleza, la Iglesia o la Corona,
donde los trabajadores del campo dependían totalmente de sus señores, con
pequeñas explotaciones familiares, generalmente de subsistencia.
Este modelo,
típicamente europeo, se transformó, según el caso, en grandes latifundios,
gestionados por un propietario con trabajadores asalariados, donde se busca el
máximo rendimiento, y para lograrlo se modernizan las explotaciones con capital
propio o financiado. En el caso de las pequeñas explotaciones familiares, se
busca no sólo el autoabastecimiento, sino la comercialización de los productos
que se cultivan de forma intensiva. Esta agricultura intensiva se basa en una
importante inversión de capital por unidad de producción, en forma de dinero o
de nuevas técnicas de explotación, que incluyen el uso de piensos y
fertilizantes, la implantación de regadíos o la mecanización del trabajo y la
manipulación para la comercialización de los productos.
La
globalización del sistema económico ha llevado a la creación de un nuevo tipo
de empresas, conocidas con el nombre de “agroindustrias”, grandes compañías de
comercialización de productos agrícolas, que controlan todo el proceso de
producción y distribución.
El modelo
americano se caracteriza por ser una agricultura industrial muy evolucionada,
con un alto grado de tecnificación y mecanización. Se organiza en grandes
regiones de monocultivo, los llamados belts
o cinturones especializados, en los que se produce tabaco, algodón, maíz,
etc. La agricultura norteamericana es fundamentalmente exportadora, con
explotaciones de grandes dimensiones y otras de carácter familiar, sobre todo
en cultivos estacionales. En los últimos años se ha producido un incremento
importante en la superficie de tierras dedicadas al cultivo de productos orgánicos,
así como en el número de productores certificados.
El régimen de
propiedad de la agricultura americana, es privado con una explotación directa. Su
destino es el mercado, del cual obtiene sus recursos la economía familiar que
la explota. Utiliza todos los avances técnicos, mecánicos y científicos que la revolución verde pone a su alcance, lo
que la convierte en la agricultura más rentable del mundo. En Estados Unidos,
la agricultura es una actividad protegida, mediante una política de
sostenimiento de precios, que hace que la mayoría de explotaciones obtengan
unas rentas adecuadas a su producción.
Como hemos
comentado, la agricultura estadounidense se caracteriza por su especialización,
con la formación de anillos geográficos específicos, entre los cuales están:
- Anillo
algodonero, en torno al golfo de México, al sur de los Apalaches y en las
zonas más favorables de las riberas del Misisipí.
- Anillo
del maíz, que se extiende en la mitad este del país.
- Anillo
del trigo, al oeste, en zonas más frías y secas.
- Anillo
de los forrajes y la ganadería, en las zonas más frías y húmedas.
La definición
de los paisajes agrícolas americanos se debe a los Planes Centrales del
gobierno de los Estados Unidos, con una parcelación geométrica del territorio,
y una situación centralizada de las casas de las granjas, perfectamente
comunicadas con sus tierras y con los grandes nudos de comunicaciones
estatales, que facilitan el transporte de los productos cosechados.
Agricultura de Plantación
Como hemos
comentado anteriormente, la agricultura de plantación es típica de los países
subdesarrollados, aunque también puede darse en países industriales, como
Estados Unidos donde encontramos plantaciones de algodón sobre todo en el sur.
Los productos típicos de las grandes plantaciones, son el café, los plátanos,
el algodón, la caña de azúcar o el tabaco, cultivados en régimen de monocultivo
por grandes empresas de capital extranjero, que ocupan a la población
autóctona.
Uno de los
principales problemas de este tipo de monocultivo productivo, es que su éxito
depende de los precios internacionales del cultivo, habitualmente muy
variables, por lo que se intenta obtener el máximo beneficio en el menor
espacio de tiempo posible. Por tanto se trata de una economía especulativa, que
puede, en caso de un hundimiento de los precios, llevar a la ruina (todavía
más), a países enteros, pues este tipo de empresas se convierten en las mayores
suministradoras de ocupación de un país. Además, el hecho de que estos
productos estén destinados al comercio internacional, implica que en algunos
casos hayan de pasar por un proceso de tratamiento industrial en los países de
origen, lo cual lleva a la construcción de fábricas para el empaquetado o la
transformación en productos semielaborados. Estas fábricas también suelen estar
en manos de capital extranjero, por lo que, finalmente los recursos naturales
de un país, quedan en manos de una empresa privada, creando así una nueva forma
de neocolonialismo.
En los países
en los que se dan este tipo de plantaciones, encontramos también pequeñas
explotaciones familiares de subsistencia (que son las habituales en los países
subdesarrollados), con escasa o nula tecnificación, y que a duras penas
producen las cantidades mínimas para autoabastecer a la familia que las trabaja.
Otro hecho que
se está produciendo en la actualidad, es la compra de tierras fértiles de
países subdesarrollados, por parte de empresas de países ricos con el fin de
asegurarse alimentos en el futuro. Es el caso de Madagascar, que se encuentra
ante la disyuntiva de aceptar o no dos ofertas procedentes de empresas coreanas
e indias, para alquilar un total de 2 millones de hectáreas de tierras
cultivables que se dedicarían al cultivo de arroz y lentejas, pero que en
cualquier caso, no servirían para alimentar a su población, sino que
engrosarían las arcas de las citadas empresas.
Madagascar es
un país sumido en una inmensa pobreza. El 70% de sus habitantes viven por
debajo de la línea mundial de la pobreza y más de la mitad de los niños menores
de 5 años están desnutridos. La agricultura es el sector más importante de la
economía, aunque la superficie cultivada sólo representa el 5% del total. El
tipo de agricultura que se ha llevado a cabo en la isla es de tala y quema, con
lo que se ha infringido un severo daño al medioambiente, y a la vez van
desapareciendo valiosos terrenos arables para el crecimiento de las cosechas.
La escasa población que tiene acceso a tierras fértiles, practica cultivos de
subsistencia de arroz, maíz, sorgo, habichuelas y calabazas, pero la gran
mayoría de los cultivos se dedican a la exportación (en manos de
multinacionales extranjeras). El café es el principal producto cultivado,
seguido de la vainilla, la pimienta y la caña de azúcar.
El posible
acuerdo entra la multinacional coreana Daewoo y el gobierno malgache, incluye
cláusulas, claramente perjudiciales para la población autóctona, como la
obligatoriedad del uso de mano de obra sudafricana. Sin embargo, otros países
africanos se han mostrado interesados en alcanzar un acuerdo similar para
alquilar sus tierras a éstas grandes compañías internacionales.
Buscant informació sobre models de producció agrícola per fer una PAC de la UOC he trobat aquest article teu. Força general, però bé, encara que no el pugui fer servir com a font.
ResponEliminaSembla que penges les PACs al teu bloc, ;-), a mi també se m'ha acudit, però ho estic sospesant, de moment ho tinc al congelador.