El concepto de
espacio rural se refiere al ámbito donde se desarrollan actividades agrícolas y
ganaderas. Surge de la división del espacio geográfico desde el punto de vista
funcional, advirtiéndose características diferentes a las urbanas en las
actividades económicas o en su densidad de población, dando lugar a una
distinta fisonomía espacial. Asimismo, esta subdivisión del espacio, está
relacionada con el grado de desarrollo de la sociedad, estableciendo
diferencias entre el espacio rural de los países industrializados, donde el
límite entre espacio rural y urbano cada día es más difuso, y el de sociedades
con escaso avance tecnológico.
En la
actualidad, se habla de “espacios abiertos”, en contraste con los extensos
espacios urbanos. En ellos englobamos producción agraria, ganadera, forestal,
ambientes de montaña, biodiversidad de ecosistemas y espacios protegidos. La
problemática del creciente deterioro ambiental, la producción de alimentos, el
éxodo rural y la cada vez mayor necesidad de compatibilizar nuevas formas de
turismo con la preservación de los ecosistemas, han llevado a diseñar políticas
de ordenación del espacio rural, aunque éstas políticas se desarrollan de forma
muy irregular según los países.
En los
espacios rurales de países industrializados, se practica una agricultura
intensiva enormemente capitalizada (grandes latifundios en convivencia con
explotaciones familiares de tipo capitalista), en contraste con las
explotaciones agrarias de los países subdesarrollados, donde convive la llamada
“agricultura de plantación”, (Una
plantación es, según definió la OIT en 1958, una explotación agrícola, situada
en una región tropical o subtropical, que emplea regularmente trabajadores
asalariados y en la que, con fines comerciales, se cultivan o producen en
régimen de monocultivo, productos tropicales. Es pues, una empresa de gran
propiedad, de explotación directa y altamente capitalizada, que utiliza todos
los medios técnicos y científicos a su alcance para obtener el máximo
rendimiento), con las explotaciones de subsistencia, que
apenas proporcionan los productos mínimos para el entorno familiar.
En el conjunto
de la población mundial, las actividades agrarias ocupan a más de la mitad de
sus componentes, pero con una distribución irregular. Mientras en los países
industrializados se sitúa alrededor del 3% de la población, en los países
subdesarrollados alcanza el 50%, con casos extremos como Burundi, Ruanda o
Bután en los que se cifra en el 90% de la población.
Diversos
factores condicionan la actividad agraria. Entre los más importantes se hallan
los de tipo físico (clima, topografía y suelo), y los de tipo socioeconómico,
concretamente el régimen de explotación de la tierra que se estructura de
diversas formas a lo largo del mundo, ya sea en régimen de propiedad privada
(tanto en pequeñas como en grandes parcelas), de arrendamiento o de propiedad
colectiva, más típica de los países subdesarrollados.
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