Solón fue un
legislador y político ateniense, considerado el iniciador de la democracia en
Atenas y uno de los denominados siete sabios de Grecia. Durante su juventud se
dedicó al comercio exterior, hecho que cimentó su magnífica formación cultural
y una gran fortuna personal.
Solón reguló todos
los ámbitos de la vida ateniense bajo el prisma de la moderación. Su eje
central fue la creencia de que cada clase debía recibir privilegios en
proporción a las responsabilidades públicas que soportaba, a las cuales se
accedía en función de sus ingresos. Sin embargo, sus reformas provocaron el
descontento de las clases aristocráticas, por ser excesivamente democráticas, y
del pueblo por no alcanzar plenamente sus objetivos.
Solón también
escribió poesía, como forma de información de sus objetivos políticos.
Ólbios,
Ólbon en la Elegía a las
Musas
Solón asocia la
felicidad al nivel de riqueza alcanzado por un hombre, no en vano sus reformas
políticas tenían un marcado acento económico. Distribuyó a la población
ateniense en cuatro clases dependiendo de sus rentas, que se calculaban
partiendo del medimno, unidad de
medida del cereal equivalente a 51,8 litros de grano, aunque pronto se utilizó
una equivalencia en el sistema monetario a razón de 1 medimno = 1 dracma.
En la Elegía, Solón
realiza una petición a las Musas:
Muses Pièrides, de Mnemòsine
esplèndides filles
i de d’olímpic Zeus, ara escolteu el meu prec:
feu-me puixant de part dels
feliços déus, i entre tota
mena de gent
que jo tingui l’honor d’un bon nom;
Sin embargo, Solón
sabe que la riqueza (felicidad) sólo puede provenir de los dioses:
Si és que l’atorguen els déus, la fortuna esdevé
per a l’home
cosa segura del tot,
fins arribar al capdamunt;
También advierte que
los hombres siempre desean conseguir más riqueza a cualquier precio:
ara, si és amb ultratge que els homes l’honoren,
no arriba de la manera que cal: encativada amb
enganys,
sense voler-ho ve, i aviat s’hi confon el desastre:
Finalmente, explica
que los dioses no dejan sin castigo a quien actúa movido por la hybris:
I és que l’afront dels mortals mai no pot ser
durador;
no, perquè Zeus vigila que tot s’acabi, i de sobte
[…]
ve semblantment el càstig de Zeus: per tot el que
passa
no s’enfureix a l’instant com la persona mortal;
tota l’estona no deixa de veure a qui sigui malèvol
d’ànim, i al capdavall sempre es demostra ben clar.
Tard o d’hora, per tant, tothom paga, i si algú se
n’esquitlla
ell mateix,
el fatal cop de la moira dels
déus toca igualment:
innocents de les festes, han
de pagar-les els seus propis fills,
o la nissaga després.
En los versos finales de la Elegía, Solón nos
muestra nuevamente como el ansia de riqueza (felicidad), tiene consecuencias en
la vida de los hombres:
Terme palès de riquesa, els homes cap no en
coneixen,
car aquells que avui tenen cabals més puixants
doblement s’afanyen: tots ells, ¿qui podrà
satisfer-los?
Han concedit el guany els immortals
als mortals,
i de resultes esclata el desastre: quan com a
càstig
Zeus l’envia, ara l’un, l’altre més tard el
sofreix.
La ética soloniana
La idea fundamental
de la ética soloniana es la moderación, la justa medida que debe aplicarse a
todos los ámbitos de la vida. Solón no desprecia la acumulación de riquezas,
siempre y cuando hayan sido obtenidas de manera legítima, en definitiva,
concedidas por los dioses, garantes del gobierno justo del mundo. La
transgresión de estos límites lleva a la hybris,
que siempre conlleva un castigo divino.
En la Elegía, Solón
nos describe su invocación a las Musas; en ella les ruega la concesión de los
bienes de la vida, deseando prosperidad y prestigio, deseando ser una bendición
para sus amigos y una maldición para sus enemigos, tal y como lo establecía la
moral aristocrática, clase social a la que pertenecía. Posteriormente nos
relata la limitación de todas las ilusiones y esperanzas y nos describe los
sufrimientos de las aspiraciones humanas, advirtiéndonos de que sólo los dioses
controlan el destino y nadie puede escapar de él.
A partir de este
pensamiento nos expone dos ideas fundamentales:
·
El
hombre está limitado en todos sus actos, y su esperanza carece de valor.
·
La
profunda confianza en un gobierno justo del mundo.
En definitiva, nos
alerta sobre los peligros de la transgresión de las normas y pone énfasis en la
necesidad de que el hombre posea la virtud de la rectitud, aceptando los bienes
concedidos por los dioses sin pretender sortear a la moira de forma ilegítima, pues ello le llevará sin ningún lugar a
dudas a ser castigado de una u otra manera.
Solón, poeta o político
Solón fue ante todo
un gran político. Fue nombrado legislador para aplacar las tiranteces
existentes en la vida ateniense, provocadas por la posesión de la tierra por
parte de la aristocracia, y la paulatina pérdida de recursos de la gente
modesta, que finalmente le llevaba incluso a perder su libertad.
En su obra poética,
Solón relata su propia obra política. En la Elegía a las Musas, nos describe la
imagen del mundo en que se basa todo lo que proyectó y realizó. Esta imagen,
nos muestra al hombre lleno de incertidumbres, pero a la vez, culpable de sus
desdichas. Su codicia provoca la intervención de los dioses como castigo a los
insaciables. Como respuesta, nos propone el pilar de su pensamiento político,
la moderación.
En otra elegía Solón
explica la dificultad del papel de legislador en la sociedad ateniense:
Porque
es verdad que al pueblo le di privilegios bastantes,
sin que nada
quitarle de su dignidad ni añadirle;
y en cuanto a
la gente influyente y que era notada por rica,
cuidé también
de éstos, a fin de evitarles maltratos;
y alzando un
escudo alrededor mío, aguanté a los dos bandos,
[…]
y no le dejé
ganar sin justicia a ninguno.
Como mejor obedece el pueblo a sus jefes, es cuando
no anda muy
suelto, sin que se sienta apretado;
pues de la hartura nace el abuso, tan pronto dispone
de muchas riquezas el hombre incapaz de
ajustárseles.
[…]
Cuesta, en aquello que importa, agradarles a todos.
Por tanto, vemos que la poesía de Solón, es el reflejo de su
pensamiento y actuación política, por lo que hay que concluir que se antepone
su figura política a su figura literaria, considerando su poesía, un vehículo
de expresión de sus reformas.
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