dimarts, 6 de setembre del 2011

Elegías de Solón


Solón fue un legislador y político ateniense, considerado el iniciador de la democracia en Atenas y uno de los denominados siete sabios de Grecia. Durante su juventud se dedicó al comercio exterior, hecho que cimentó su magnífica formación cultural y una gran fortuna personal.

Solón reguló todos los ámbitos de la vida ateniense bajo el prisma de la moderación. Su eje central fue la creencia de que cada clase debía recibir privilegios en proporción a las responsabilidades públicas que soportaba, a las cuales se accedía en función de sus ingresos. Sin embargo, sus reformas provocaron el descontento de las clases aristocráticas, por ser excesivamente democráticas, y del pueblo por no alcanzar plenamente sus objetivos.

Solón también escribió poesía, como forma de información de sus objetivos políticos.



Ólbios, Ólbon en la Elegía a las Musas

Solón asocia la felicidad al nivel de riqueza alcanzado por un hombre, no en vano sus reformas políticas tenían un marcado acento económico. Distribuyó a la población ateniense en cuatro clases dependiendo de sus rentas, que se calculaban partiendo del medimno, unidad de medida del cereal equivalente a 51,8 litros de grano, aunque pronto se utilizó una equivalencia en el sistema monetario a razón de 1 medimno = 1 dracma.

En la Elegía, Solón realiza una petición a las Musas:

Muses Pièrides, de Mnemòsine esplèndides filles

i de d’olímpic Zeus, ara escolteu el meu prec:

feu-me puixant de part dels feliços déus, i entre tota

mena de gent que jo tingui l’honor d’un bon nom;

Sin embargo, Solón sabe que la riqueza (felicidad) sólo puede provenir de los dioses:

Si és que l’atorguen els déus, la fortuna esdevé per a l’home

cosa segura del tot, fins arribar al capdamunt;

También advierte que los hombres siempre desean conseguir más riqueza a cualquier precio:

ara, si és amb ultratge que els homes l’honoren,

no arriba de la manera que cal: encativada amb enganys,

sense voler-ho ve, i aviat s’hi confon el desastre:

Finalmente, explica que los dioses no dejan sin castigo a quien actúa movido por la hybris:

I és que l’afront dels mortals mai no pot ser durador;

no, perquè Zeus vigila que tot s’acabi, i de sobte

[…]

ve semblantment el càstig de Zeus: per tot el que passa

no s’enfureix a l’instant com la persona mortal;

tota l’estona no deixa de veure a qui sigui malèvol

d’ànim, i al capdavall sempre es demostra ben clar.

Tard o d’hora, per tant, tothom paga, i si algú se n’esquitlla

ell mateix,  el fatal cop de la  moira dels déus toca igualment:

innocents de les festes, han de pagar-les els seus propis fills,

o la nissaga després.

 En los versos finales de la Elegía, Solón nos muestra nuevamente como el ansia de riqueza (felicidad), tiene consecuencias en la vida de los hombres:

Terme palès de riquesa, els homes cap no en coneixen,

car aquells que avui tenen cabals més puixants

doblement s’afanyen: tots ells, ¿qui podrà satisfer-los?

Han concedit el guany els immortals als mortals,

i de resultes esclata el desastre: quan com a càstig

Zeus l’envia, ara l’un, l’altre més tard el sofreix.



La ética soloniana

La idea fundamental de la ética soloniana es la moderación, la justa medida que debe aplicarse a todos los ámbitos de la vida. Solón no desprecia la acumulación de riquezas, siempre y cuando hayan sido obtenidas de manera legítima, en definitiva, concedidas por los dioses, garantes del gobierno justo del mundo. La transgresión de estos límites lleva a la hybris, que siempre conlleva un castigo divino.

En la Elegía, Solón nos describe su invocación a las Musas; en ella les ruega la concesión de los bienes de la vida, deseando prosperidad y prestigio, deseando ser una bendición para sus amigos y una maldición para sus enemigos, tal y como lo establecía la moral aristocrática, clase social a la que pertenecía. Posteriormente nos relata la limitación de todas las ilusiones y esperanzas y nos describe los sufrimientos de las aspiraciones humanas, advirtiéndonos de que sólo los dioses controlan el destino y nadie puede escapar de él.

A partir de este pensamiento nos expone dos ideas fundamentales:

·         El hombre está limitado en todos sus actos, y su esperanza carece de valor.

·         La profunda confianza en un gobierno justo del mundo.

En definitiva, nos alerta sobre los peligros de la transgresión de las normas y pone énfasis en la necesidad de que el hombre posea la virtud de la rectitud, aceptando los bienes concedidos por los dioses sin pretender sortear a la moira de forma ilegítima, pues ello le llevará sin ningún lugar a dudas a ser castigado de una u otra manera.

Solón, poeta o político

Solón fue ante todo un gran político. Fue nombrado legislador para aplacar las tiranteces existentes en la vida ateniense, provocadas por la posesión de la tierra por parte de la aristocracia, y la paulatina pérdida de recursos de la gente modesta, que finalmente le llevaba incluso a perder su libertad.

En su obra poética, Solón relata su propia obra política. En la Elegía a las Musas, nos describe la imagen del mundo en que se basa todo lo que proyectó y realizó. Esta imagen, nos muestra al hombre lleno de incertidumbres, pero a la vez, culpable de sus desdichas. Su codicia provoca la intervención de los dioses como castigo a los insaciables. Como respuesta, nos propone el pilar de su pensamiento político, la moderación.

En otra elegía Solón explica la dificultad del papel de legislador en la sociedad ateniense:

 Porque es verdad que al pueblo le di privilegios bastantes,

 sin que nada quitarle de su dignidad ni añadirle;

 y en cuanto a la gente influyente y que era notada por rica,

 cuidé también de éstos, a fin de evitarles maltratos;

 y alzando un escudo alrededor mío, aguanté a los dos bandos,

[…]

 y no le dejé ganar sin justicia a ninguno.

Como mejor obedece el pueblo a sus jefes, es cuando

 no anda muy suelto, sin que se sienta apretado;

pues de la hartura nace el abuso, tan pronto dispone

de muchas riquezas el hombre incapaz de ajustárseles.

[…]

Cuesta, en aquello que importa, agradarles a todos.

Por tanto, vemos que la poesía de Solón, es el reflejo de su pensamiento y actuación política, por lo que hay que concluir que se antepone su figura política a su figura literaria, considerando su poesía, un vehículo de expresión de sus reformas.

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