En la época
helenística se desarrolló importantemente la poesía pastoril o bucólica, en
contraposición a la poesía épica. En general, se trata de obras cortas sin
acompañamiento musical, expresadas de forma escrita gracias al esplendor de las
bibliotecas de la época. Esto provoca un distanciamiento entre el poeta y su
auditorio, que normalmente se trata de lectores de elevada cultura.
La poesía helenística
posee una gran técnica en sus formas y una profunda erudición, fruto de haber
sido concebida en base a una gran meditación, en contraste con la espontaneidad
existente hasta la época.
Los temas más
habituales eran los sentimientos familiares, las escenas de paisajes, el amor
por los animales domésticos, o las escenas de juegos de los pastores o
amorosas. Como hemos dicho, la poesía épica no tuvo especial importancia,
excepto la obra de Apolonio de Rodas, Argonáuticas,
sobre la expedición de Jasón y los argonautas en busca del Vellocino de Oro. En
cuanto a la poesía pastoril, uno de sus máximos representantes fue Calímaco, encargado
de ordenar la Biblioteca de Alejandría, cargo que desempeñó hasta su muerte. Su
obra más conocida es La cabellera de
Berenice, sobre la ofrenda que hizo la reina Berenice a la diosa Afrodita.
Características
de la poesía de Calímaco
“La poesia sorgeix com un
riu d’aigües cristal·lines,
que brolla d’una font neta,
en un lloc apartat i no
contaminat”
“Les abelles no porten a
Demèter aigua de qualsevol indret,
ans la que pura i sense
barreja brolla
d’una font sagrada: poca,
destil·lada i acimada”
En el primer fragmento se identifica la
poesía con la pureza del agua. Es evidente que la obra va dirigida a un público
culto que, tal y como pregona Calímaco, se aparta de todo aquello que es común.
En este sentido, la comparación de las aguas cristalinas, limpias y no
contaminadas, con la poesía, nos hace ver claramente el entorno al que se
dirige el poeta, huyendo de todo contacto con el pueblo, con escasa preparación
cultural.
El segundo fragmento incide en la misma
idea, buscando siempre la pureza, y asociándola a la brevedad (poca,
destil·lada i acimada) que deben tener los poemas para el autor.
Poesía del agua y
poesía del vino
El agua en la poesía helenística se
contrapone al vino, así como lo hacen el epos
y el epilion. En el texto de
Calímaco, Himne a Apol·lo, podemos distinguir la contraposición. La poesía
del agua, la del estudio sobrio, de la meticulosidad y de la técnica (“… la que
pura i sense barreja brolla d’una font sagrada…”), enfrentada a la poesía del
vino, la de la inspiración, la del torrente e ingenio desbordante (“… arrosega
en el seu curs gran quantitat de terra bruta i inmundícies…”). Ambos subgéneros
poéticos utilizan el hexámetro dactílico, aunque su temática es diferente:
a) Poesía del agua: Aborda temas de
la naturaleza, las costumbres campesinas y el amor mitológico. Especial mención
merecen los idilios, o diálogos entre pastores. Busca su inspiración en las fuentes
sagradas. Sus representantes más conocidos son Calímaco y Teócrito.
b) Poesía del vino: A diferencia de
los poetas del agua, los temas aquí expresados nos hablan del amor desde el
punto de vista hedonista, y de los placeres del vino, así como temáticas
guerreras, que son cantadas en el simposio (ritual aristocrático masculino,
realizado en un andron cuyas paredes
estaban decoradas con murales o motivos relacionados con la bebida). Homero y
Arquíloco son unos de sus máximos exponentes.
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