dijous, 8 de setembre del 2011

Espacio Urbano y Dinámicas Generadas. Molins de Rei


Cuando hablamos de espacio urbano, podemos hacerlo en dos sentidos: el territorio ocupado por las ciudades o aglomeraciones de población, o bien aquel espacio público destinado al uso y disfrute de los habitantes de una ciudad, en el cual se desarrollan actividades de todo tipo. Para el análisis de las transformaciones urbanísticas de Molins de Rei, tendremos en cuenta la segunda definición. La organización del espacio urbano es de vital importancia para mejorar la calidad de vida de los habitantes de una ciudad, dotándoles, por ejemplo, de mayores espacios abiertos o de una red de viales peatonales extensa. Veamos las transformaciones urbanísticas acaecidas en los últimos años en Molins de Rei.

La historia de Molins de Rei se remonta a finales del siglo XII, cuando empezaron a construirse sus primeras edificaciones alrededor de una serie de molinos autorizados por el rey Alfonso II de Aragón, para aprovechar los canales de riego de la zona. La población fue en aumento hasta mediados del siglo XVIII, en que se contabilizan 8 calles (que coinciden con el actual distrito de “Centre Vila”) y una plaza (la actual Plaça de l’Església), y un total de 377 habitantes. La construcción a finales del siglo XVIII de un puente sobre el río Llobregat, significó la conversión de Molins de Rei en un importante eje de comunicaciones entre comarcas, y representó un relanzamiento de la actividad comercial y económica de la villa, con el consiguiente aumento demográfico, hasta el punto de alcanzar el millar de habitantes antes del final de siglo. La construcción del Canal de la Infanta, en la ribera izquierda del Llobregat, transformó toda la zona rural hasta Sant Feliu de Llobregat en campos de regadío, y facilitó la implantación de nuevas industrias, ya que facilitaba la fuente de energía necesaria para su funcionamiento.

Pero el verdadero crecimiento urbanístico se produce a partir de 1927 con los primeros planes urbanísticos promovidos por el ayuntamiento, que incluían la pavimentación de las calles céntricas de la villa, y la construcción de nuevas escuelas, así como de la red de alcantarillado, y el mercado municipal. La celebración de la Exposición Universal de Barcelona el año 1929, atrajo gran cantidad de inmigración, tanto a la capital catalana como al municipio de Molins de Rei, que supo aprovechar su excelente situación geográfica para dar un nuevo impulso a su economía, ampliando la superficie edificada con la creación de nuevos barrios y escuelas. En el censo de 1930 ya contaba con 6.775 habitantes.

Este crecimiento se vio interrumpido de forma brusca con el estallido de la Guerra Civil, y mantuvo su ocaso hasta los inicios de la década de los cincuenta, en que la actividad agrícola recuperó sus niveles de actividad anteriores. Sin embargo, un crecimiento falto de planificación, llevó a la instalación desordenada de nuevas industrias que condujo a la reducción de tierras de cultivo y al abandono de las mismas.

El año 1954 se aprobó el “Proyecto de Ordenación General” de la villa, que entró en vigor finalmente el año 1957. El citado proyecto contemplaba la reforma del centro histórico de la villa, la ordenación de nuevas zonas de ensanches, el desvío de la carretera que cruzaba el pueblo, la ordenación de las zonas industriales y la creación de zonas verdes protegidas. Algunos de estos proyectos, como la reordenación industrial, dieron lugar a su vez, a un mejor aprovechamiento de las zonas de cultivo, pero a un gran precio. Se construyó un polígono industrial, que a día de hoy alberga gran número de empresas de todo tipo, pero que destruyó gran parte de los acuíferos del Llobregat, hoy día totalmente recuperados. Se preveía que a finales de siglo la villa contaría con 33.000 habitantes. Por suerte el crecimiento demográfico no ha sido tan importante, y en el último censo de 2005, se contabilizaron 21.000 habitantes.

La mayoría de los planes previstos en el proyecto, no se llevaron a cabo hasta la década de los noventa, por ejemplo la cobertura de los canales y urbanización del Passeig del Terraplè, hoy día espacio de encuentro y paseo para la población. A finales de siglo, se llevó a cabo una obra fundamental para la calidad de vida de los habitantes de la villa, como es la transformación en zona peatonal de gran parte del centro histórico. También se finalizó la construcción de nuevos barrios, con grandes zonas verdes, y amplias avenidas. Hay que decir que desde la reinstauración de los ayuntamientos democráticos, se ha tenido muy en cuenta el bienestar de los ciudadanos y el respeto al medio ambiente a la hora de planificar el crecimiento de la villa. Se ha frenado el crecimiento de la misma hacia la zona de Collserola, en un ejercicio de responsabilidad política y social aplaudido por la mayoría de los habitantes.

En 1996 comenzó la urbanización del nuevo barrio de La Granja, en terrenos que inicialmente estaban previstos para explotación industrial en el plan de 1953. La toponimia de sus calles hace honor a tareas agrarias, y como particularidad, decir que compartía (hoy en día se aplica en más lugares) con algunos barrios de siete ciudades europeas (Copenhague, Dublín, Glasgow, Lyon, Oporto, Rotterdam y Turín) un sistema de calefacción y agua caliente basado en la utilización de madera como combustible. El procedimiento fue pionero en su aplicación en Catalunya y consiste en aprovechar los restos forestales de los bosques de Collserola para alimentar calderas de uso colectivo. De esta manera, se limpia el bosque, con la consiguiente disminución del riesgo de incendios, y se obtiene una fuente de energía alternativa con un coste muy inferior al de las energías convencionales.

En el año 2006 se inauguró la reforma del Mercat Municipal, dotándolo de nuevas y modernas instalaciones, pero manteniendo su fachada y estructura originales, y construyendo un aparcamiento subterráneo de 200 plazas, que alivia en gran parte el déficit de plazas de aparcamiento del distrito en que se encuentra, el de “Centre Vila”. Otras actuaciones recientes son la transformación en zona peatonal de la plaza y de todas las calles que rodean la estación de tren, la construcción de un nuevo hospital y la urbanización de barrios periféricos como el de Conservas o la Riera Bonet, bastante abandonados hasta la fecha.

En la actualidad, se trabaja en la remodelación de l’Hort de Can Roca, con la construcción de zonas verdes y un nuevo aparcamiento subterráneo, y la nueva edificación de “les Guardioles”. La reciente construcción de la vía del AVE no ha afectado al término municipal de Molins de Rei, pues se ha ubicado en la ribera derecha del Llobregat.

En definitiva, con el paso de los años la urbanización de Molins de Rei ha hecho de la villa un lugar confortable de residencia, con amplios espacios de solaz y disfrute para la población, que promueven el espíritu colaboracionista y asociativo de la comunidad. Por poner un ejemplo, comentar que desde mi ventana (vivo en “Centre Vila” en el mencionado Passeig del Terraplè) tengo una vista envidiable de las montañas de Vallirana o Corbera al Sur y de la montaña de Montserrat al Oeste.


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